Muy queridos amigos bohemios, primero
disculpar esta larga ausencia, debido a compromisos
personales que no me dan tregua, pero haciendo un esfuerzo y con el estímulo de
ustedes aquí estoy nuevamente ya que de
todas manera y a pesar de cualquier inconveniente es algo que realmente me
apasiona en el corazón y en la razón.
Un Olvidado Café Literario de los 50s
convertido en Café con Piernas
Es el año 1957. Camino
hacia Alameda y tomo nuevamente el tranvía del pasado, destino, sector
Estación Central. Esta vez, voy sin mis amigos, sólo yo, ellos me esperan
en el recién inaugurado Café Literario,
ubicado en la nueva Galería Alessandri,
Edificio de Departamentos que en
el primer nivel alberga pequeños locales
comerciales y un gran y elegante Cine que lleva el mismo nombre “Cine Alessandri” cuyo destino cambiará más adelante al
finalizar la década de los 80s y comienzos de los 90s, transformándose en uno
de los íconos de la bohemia moderna de Santiago llamado Discoteque Blondie.
Me dirijo por la Galería, me sitúo frente a
la entrada. Un local de apariencia sencilla con el número
identificatorio 110, funciona muy
recientemente un improvisado café literario, que más que un café, llamado así
porque se conversa el café, es un lugar de reunión para los nuevos y ya
reconocidos escritores, poetas, pintores
y de quienes gusten de la charla y crítica literaria , además de temas
de actualidad.
Su dueña, la excelentísima escritora de
poemas como “Piedrecitas de Colores” o “Pluma de Nidal Lejano”, María Cristina Menares recibe cordialmente a
sus visitas, quien le acompaña en ésta nueva propuesta de apoyo al arte nacional es nada menos que la chilena
más Holywoodense del momento, me refiero a
Malú Gatica, ellas tomaron éste local y lo transformaron con sus propios
aportes, muebles y adornos de sus casas.
Todo lo que se utiliza y se lee son donaciones de particulares, libros,
revistas, discos, lámparas, repisas y
las tazas de café…
Al ingresar
se siente inmediatamente el murmullo de las conversaciones mezclado con
música, humo de cigarrillos, olor a café, tintineo intermitente de vasos, tazas
cuchareadas y botellas, que seducen e invitan a quedarse, a compartir distintos
temas en excelente ambiente.
María Cristina, alta, bella, elegante y
refinada, gusta exquisitamente de la camaradería y junto a Malú hacen
placenteras las veladas, cantan,
guitarrean, todos recitan algún poema, se critican sanamente sus trabajos,
citan a autores clásicos.
Este espacio durará poco tiempo, sobraba
energía pero faltaban aportes, tal vez algún subsidio. Por
los compromisos de su mentora y amistades ya no se podrá seguir
administrando el lugar.
Con los años veremos en reiteradas
ocasiones a María Cristina Menares
caminando con su bastón, por la transformada calle Huérfanos o sentada en la
intersección Huérfanos Estado,
descansando, observando a la gente pasar, creando mentalmente un poema, siempre
manteniendo su figura y notándose escasamente el paso del tiempo en su rostro,
recordando su vida de escritora amiga de la bohemia santiaguina, cerca de su
lugar preferido, por supuesto el desaparecido
Goyescas.
Ella mantuvo hasta hace muy poco su
domicilio en un departamento del Paseo Huérfanos. Sus últimos días vivió en una
casa de reposo donde falleciera el pasado 29 de Marzo 2012 a sus 89 y lúcidos
años.
Te recordaremos siempre…
Hasta el próximo paseo.